Los chaqueños, especialmente la comunidad resistenciana, nos aprestamos a celebrar no sólo el bicentenario patrio, sino también el centenario de la Escuela Normal de Resistencia y el de la Biblioteca Escolar Nicolás Avellaneda.
La Escuela Normal Rural de Resistencia creada por un decreto del presidente José Figueroa Alcorta, el 17 de enero de 1910 tuvo como objetivo fundamental formar maestros para ejercer el magisterio en zonas rurales o alejadas de los centros urbanos. El mismo decreto de creación designó a su director organizador, el profesor Justo Peregrino Faría, un maestro formado en el ideario pedagógico de Domingo Faustino Sarmiento.
Las notas del Libro Copiador de 1910 de la Escuela Normal Rural nos permiten seguir desde los primeros pasos la organización del nuevo establecimiento escolar, que comprendía el Curso Normal y la escuela primaria de 1º a 6º grado. Recién en abril el director encontró una casa ubicada en calle de tierra y sin veredas que, aunque no reunía todas las condiciones, podría ser arrendada provisoriamente para que comenzara a funcionar la escuela.
Tenía sólo ocho piezas, extremadamente reducidas y bajas, asentadas en barro, con escasas y mal distribuidas aberturas. No tenía agua potable, por lo que era necesario traerla de los alrededores.
Pese a la precariedad del edificio, el profesor Faría organizó la planta funcional de la Escuela y destinó una parte de la Secretaría, a la Biblioteca que sería atendida por el propio secretario. Inmediatamente la proveyó de mesas y sillas y reclamó la designación de un bibliotecario para su atención permanente. Mientras, designó a los alumnos becados del Curso Normal para colaborar en su atención. La primera ayudante fue Adelina Valussi.
La misma energía que puso en la organización de la Escuela Normal Rural, la trasladó a la causa de los libros, para dotar a la Escuela de una biblioteca que obrara como agente difusor de la cultura y llegara a las familias por medio de los alumnos que hacían de agentes promotores.
Pese a que en la colonia ya existían otras bibliotecas, como la Bernardino Rivadavia y la de la Escuela Zorrilla, la Escuela Normal Rural necesitaba formar la suya para dar cumplimiento a las disposiciones del Reglamento para Escuelas Comunes de la Capital Federal y de los Territorios Nacionales que establecía que en cada escuela debía funcionar una biblioteca con textos aprobados por el Ministerio de Educación. En este caso, el material bibliográfico debía relacionarse con los planes de estudio del Curso Normal.
Con la contribución de la Asociación de Bibliotecas Populares y el Ministerio de Educación, los Ministerios de Agricultura y Transporte (que donaron Boletines y mapas para informar a los alumnos la realidad y el desarrollo del país), los aportes de autores, editoriales, docentes y profesionales del medio, la Biblioteca fue creciendo y exigió ser ubicada en espacios más convenientes. En 1914, el Ministerio de Educación recién respondió al pedido que el Director realizara cuatro años antes, y designó bibliotecario al Señor Manuel Sanchis, que ejerció el cargo hasta 1916. Le sucedieron en el servicio las docentes Ercarnación Sanchis y Amalia Pereno.
En 1920, la Escuela era dirigida por el Profesor Manuel Lisandro Peralta. Después de una década de insistentes reclamos, se trasladó al edificio construido para ese fin en la calle Obligado 282. Allí la Biblioteca contó con un salón exclusivo. Y dos años más tarde con un bibliotecario- auxiliar de Secretaría designado por el Ministerio de Educación: el joven maestro Antonio Corona que permaneció en el cargo hasta 1923.
Durante su gestión directiva, el Prof. Manuel L. Peralta apoyó decididamente el funcionamiento de la biblioteca escolar, auspiciando la creación de una Comisión Directiva de sostén que presidió el Dr. Jerónimo Rúveda; diligenció un subsidio municipal con el que actualizó su fondo bibliográfico. Y solicitó a las autoridades ministeriales, el desdoblamiento del cargo de Bibliotecario-Auxiliar de Secretaría.
El 2 de octubre de 1923, por disposición de Dirección el doctor Nicolás Avellaneda, fue consagrado Patrono Cívico de la Biblioteca, en coincidencia con el día de su nacimiento en el año 1837.
Durante la gestión del profesor Lino Román Torres que siguió los pasos de su antecesor, la Biblioteca continuó siendo la mejor aliada de la actividad educativa. Aplicó un Programa de Acción Social para apoyar al alumnado de bajos recursos, generando la modalidad del préstamo anual de los textos de estudio y creó el horario vespertino de atención de la biblioteca.
En estas décadas cumplieron la función de bibliotecarias las docentes Crescencia Sotelo, Amalia Liljeqvist, Aída Fernández y Justina Fissore, cuyas firmas encontramos en los libros de asistencia.
Durante la conducción escolar de la profesora Esther Machicote de Díaz (1943-1946), la Asociación Cooperadora, bajo la presidencia del Sr. Ricardo Ivancovich, apoyó incondicionalmente su labor, especialmente en el accionar de la Biblioteca y otros emprendimientos culturales como la publicación del diario “Albores”.
En 1947 inició su misión directiva el profesor Miguel Dionisio Ivancovich, la que estuvo signada por los preparativos del traslado de la Escuela al edificio propio. En el que la Biblioteca fue ubicada en la amplia sala de la planta alta, con balcón terraza sobre la calle Dónovan.
El director Ivancovich mandó realizar el Inventario del material bibliográfico de la Biblioteca “Nicolás Avellaneda”. Instrumento que evidencia la calidad de las colecciones históricas, literarias, científicas y pedagógicas de la entidad, patrimonio educativo que caracterizó la escolaridad durante el siglo pasado.
Se desempeñaron como bibliotecarias en estos años, las docentes Alicia Escoms, Sara E. Díaz, Celia De Pompert y Celia Guarino.
A fines de la década del cincuenta asumió la Dirección de la Escuela el profesor Carlos Alberto Cicuta. Durante medio siglo la Biblioteca Nicolás Avellaneda cumplió intuitivamente la misión de secundar a la escuela en la formación de los futuros maestros. Era la hora de recurrir a quiénes habían sido formados para brindar un servicio bibliotecario que apoyara en forma más eficiente la tarea educativa. En 1963, el profesor Cicuta gestionó ante las autoridades del Consejo General de Educación de la Provincia, la asistencia técnica de docentes especializados para la atención de la Biblioteca Escolar Nicolás Avellaneda. Este Organismo, conducido por el profesor Rodolfo Bertone, interpretó cabalmente el pedido y designó en Comisión de Servicios a las bibliotecarias, María Elena Fernández de Guitart y Susana Lidia Ros.
Las tareas de la renovación de la Biblioteca (catalogación de material bibliográfico, adquisición de mobiliario para la sala de lectura e iluminación de la misma) ejecutadas a ritmo febril permitieron su inauguración el 24 de octubre del mismo año, en un lucido Acto en el que participó toda la comunidad educativa
Incorporada ya al Sistema Bibliotecario Provincial, la Biblioteca recibió el aporte de dos nuevas bibliotecarias designadas en Comisión de Servicios por Consejo General de Educación de la provincia , las señoras Haydée Elcira Sotelo de Marcón y Matilde Cantalupi de Blanco Silva
Años más tarde, por Resolución Nº 476/70 el Consejo General de Educación de la Provincia, transfirió a la Biblioteca Escolar los cargos de las bibliotecarias que revistaban en Comisión de Servicios; y en 1974 creó el cargo de Director dando estabilidad a quienes se desempeñaban en la función.
En la décadas de los años sesenta y setenta se sumaron a las funciones bibliotecarias las señoras Nidia Mabel Benítez, Nelly R. de Vera y Mirtha R. L. de Fernández
En esta nueva etapa, la biblioteca desarrolló actividades de extensión en las que participaron alumnos y docentes de la escuela; enriqueciendo los espacios curriculares con experiencias atractivas en las que participaron personalidades destacadas de nuestro medio, en todos los aspectos de la cultura y el conocimiento, a través de exposiciones, conferencias, debates, charlas y proyecciones.
El libro de Oro de la Biblioteca permitió identificar a las docentes bibliotecarias que se desempeñaron en las décadas del ochenta y noventa: María Doris Sánchez de Martínez, María Beatriz Kiewczun de Zorrilla, Alicia Noemí Obregón, Ángela Rosaura Vacca de Cladera, Nélida Llanos de Ale, María Marta Bodenman de Pellegrino.
A mediados de la década del noventa, la directora licenciada Ana María Soto implementó el Proyecto Institucional “Automatización del almacenamiento y recuperación de la información” que impulsó el empleo de nuevas estrategias para la búsqueda de la información y la capacitación del personal bibliotecario en el uso de las modernas herramientas de almacenamiento de información bibliográfica en base de datos. Y ya en el nuevo milenio, la gestión directiva de la licenciada Alicia Norma Obregón se caracterizó por la búsqueda de soluciones a los problemas espaciales que impedían el crecimiento de la Biblioteca y condicionaban la excelencia de los servicios y participó en el Proyecto Ala de la Cultura que proponía la refuncionalización de algunos espacios del edificio escolar para organizar sobre la calle Necochea un área de actividades culturales
Las obras de refacción comenzaron el 13 de noviembre de 2007 y finalizaron a fines de febrero de 2008. Finalmente, el 16 de mayo se realizó el Acto inaugural del nuevo edificio de la Biblioteca Escolar que cuenta con el siguiente personal técnico docente:
Directora: licenciada Alicia Norma Obregón, Bibliotecarios; Oscar J. Aguirre, Griselda R. Falcón, María Cristina Gaitán, Elsa Gómez, Marta B. Kiewczun, Mónica Knopf, Daniela S. Macri, Cristina M. Malgieri, Alejandra E. Niveiro, Patricia V, Ríos, Mónica M. Rodríguez, Asunción B. Toribio.
En este momento la biblioteca y su personal intervienen activamente en el Proyecto En los umbrales del Centenario de la Escuela Normal Sarmiento y la Biblioteca Escolar N. Avellaneda auspiciado por la Asociación de Ex Alumnos de la Escuela Normal, que ha sido declarado de interés Provincial por el Gobierno de la Provincia del Chaco.
Culminando el presente año, queremos hacerles llegar a todos los normalistas nuestros más fervientes deseos de paz y prosperidad para el año que se avecina, el que tendrá un significado especial para todos nosotros que viviremos el Centenario de nuestra querida Escuela Normal. 
